Ejercicio en Vang Vieng

Después de mucha deliberación, vinimos a Vang Vieng. Y me traje conmigo la enfermedad de Luang Prabang. Todo parecía bajo control, pero las curvas y contracurvas me demostraron lo contrario. Por unanimidad en el minibus decidieron pasarme adelante. Para ese entonces ya podía comunicarme con el chofer con tan solo una mirada, que en cuestión de segundos se paraba al costado de la ruta.

La ciudad es famosa por el "tubing". Con cámaras de aire recorren algunos kilómetros por el río siguiendo la corriente, parando en los bares alrededor y terminando totalmente borrachos. No nos interesaba para nada este lugar. 
Pero en cuanto supimos que habían cerrado la mayoría de los bares, a causa de varios muertos en la jodita, cambiamos de opinión. También nos habían dicho que los paisajes eran increíbles, más allá del tubing. 
De un momento a otro, la ciudad volvió medianamente a la normalidad. 
Todavía quedan algunos pocos que vienen en busca de lo perdido. Todavía quedan los restaurantes con mesas bajas, almohadones y series yanquis (llámese Family Guy o Friends) las 24 horas del día. Perfecto para pasar el día de resaca en estado vegetativo mirando la pantalla. Mejor aún, comiendo el "desayuno resaca" que ofrecen. 
Pero todo eso queda a modo de recuerdo casi, porque encontramos la ciudad muy tranquila. 
Sin todos los bares ensuciando el paisaje, el lugar es muy lindo. Y si se quiere hay mucho para hacer, aunque la mayoría implica ejercicio.
Mountain Bike por las calles de tierra y piedras afuera de la ciudad, los brazos agradecen el esfuerzo. 
Trepar entre las piedras afiladas hasta la frescura de una cueva. Haber sabido que me iba a quedar sin aire, capaz que esperaba abajo. No logro encontrarle mucho la gracias a las cuevas. A menos que tengan gusanos que brillan, claro. 
Tubing adentro de una cueva de agua. Pensamos que iba a ser tonto, pero teníamos que hacerlo si queríamos hacer kayak en el río (desde los accidentes no dejan a los turistas ir sin guía). Pero terminó siendo divertido. 
Kayaking en el río, 8 kms hasta el centro de la ciudad. Durante la época de lluvia llegan a ser 17 kms. Ahora había que tener cuidado de no chocar los remos contra las piedras del fondo, o quedarse encallado. Menos mal que era la época seca, porque las dos horas que tardamos en hacer esos 8 kms ya parecían más que suficientes. 
El paisaje es muy lindo. Todo verde alrededor, con algunos pescadores haciendo el avestruz. No se qué hacían exactamente con la cabeza en el agua, pero algo tenía que ver con la pesca. 





Nunca hice tanto ejercicio como en los últimos dos días. Mejor aún, con la debilidad del malestar estomacal, me autoproclamé héroe nacional. 
Después de hacer todo el deporte que nunca hicimos, y de caminar las calles del centrito con mayoría de tres tipos de negocios: restaurantes con la tele todo el día, agencias de turismo, y locales vendiendo desde remeras de "Tubing Vang Vieng" hasta tijeras y adaptadores, ya estábamos listos para irnos. Pero la popularidad de nuestro próximo destino en estas fechas, nos obligaron a encontrar qué hacer durante un día y medio más. Y viajar 18 hs en un minivan. Suerte con eso muchachos.

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